domingo, 29 de abril de 2007

Dos playas desiertas


Había pensado invitarte a una de esas playas desiertas que veíamos asiduamente en todas esas revistas que tu madre compraba durante los veranos y que luego regalaba a su amiga, la peluquera. Había pensado hacerte yo las maletas y meter lo imprescindible. Nada de cuchillas de afeitar, quiero ver tu barba de tres días. Nada de cremas corporales, la sal, todo lo cura. Nada de bañadores hasta las rodillas comprados en tiendas donde parece activarse un contador de dinero una vez que las pisas. Quiero verte desnudo mientras te bañas. (Es mucho más barato para los dos, ¿no?). No a las tablas de surf, quiero que conozcas el mar conmigo. Nada de hamacas ni sombrillas, ni siquiera protección solar. Te repito que la sal todo lo cura. Sólo quiero pulseras que no dejen marcas en las manos. Me dirás que tengo miedo a los controles de seguridad del aeropuerto y no puedo negarte que la respuesta es afirmativa. No quiero nada de equipajes, porque ya tenemos bastante con nuestros dos cuerpos. No quiero libros en la maleta porque odio sentirme aquélla de la cafetería que no sabe a dónde mirar cuando su marido abre y lee el periódico. ¡Quiero que me mires a mí! Al fin y al cabo sólo serán tres días. Cuando volvamos ya retomamos nuestras lecturas. Coge tus gafas de sol, porque tú también tienes una mirada oscura, como la mía. Aunque no pueda igualarte en esa caída de ojos. Supongo que es lo único que no ha podido arrebatarte la genética. ¿Quieres palmeras? -No son de chocolate-. También puedes elegir manglares…
Había pensado invitarte pero hace tiempo que olvidé llamarte. Quizá seas incapaz de abandonar tu tabla en este verano tan caluroso. Puede que ya tengas quién te haga la maleta y haya alguna que te prefiera sin barba. A lo mejor ha resucitado en ti cierto pudor y eres incapaz de sobrevolar las olas sin un bañador que te cubra hasta las rodillas. Será que te sientes incómodo. Como en tantas otras ocasiones. Tú eras de sombrillas pero, como en casa, “sacabas los pies del plato” para entregarte al sol. No creo que elijas ningún libro, quizá prefieras romper cocos. Eres demasiado cabezota.

Hace tiempo que llevamos comunicando, que cortamos la llamada antes de los dos toques -Podríamos poner algún yavoy para reírnos un rato- Hace tiempo que dejamos de utilizar protección solar y aunque seamos morenos, las quemaduras también nos duelen. Hace tiempo que elegimos playas diferentes, de ahí que traigamos arena de otros mares…

“Os recuerdo que la sal todo lo cura”. Querido y cotizado orgullo: esta vez te equivocaste.

martes, 24 de abril de 2007

Una mala primavera


Y Betis indestructible. Como las venenosas letras de Carmona.

Para ti de mí...

“Cayetano nunca fue un señor”. En eso se parece a tu damisela. Le doy la espalda a la pianista por si decide enseñarme el mi bemol. Yo soy de sostenidos y doy claves de sol para el verano. Una negrita en este compás (dos copas de ron para los que no entiendan de música). Silencio. El puente decidió levantarse en el momento de la huida. ¡Cobarde! Gritaba Betis desde lejos.
Triana aún huele a dolores de apéndice que dejaron doble cicatriz y a finales de historias sin segunda parte. A noches en las que tuvimos que compartir sábanas y a paredes sin humedad a instantes. El taco lo pones tú, ¿vale? ¡No subastes tu diadema! “¡El francés es mío y a la Macarena no me la toques!” Al diablo lo viste la muerte. 7solteras.com demasiado sugerente. Conseguiste el eclipse con sus ojos de Luna pero no supiste ponerle una cara de odio. El teléfono suena en la madrugada, mientras la herida baila al compás de los tonos. Haz malabares. Escarcha en las venas. Gallina de Jericó que cacarea y el pulpo que no sale del garaje.
Pasamos miedo en aquel jardín. Mañana tocaba playa. Un mar de dos sin los dos. Fotos en blanco y negro que te negaste a colorear. Muy pocos quisieron activarnos el flash mientras ellos ya estaban cruzando el canal…
La clase para Lolailo, ella sólo era “prima de”. Sangre azul mezclada con republicano. A LetiZia le fue bien, pero es que estabas con una Eva Sannum. Bareto cool donde ahogar las penas. Bareto cool donde ser sincera. La herida se resiste a ser meteoróloga, mejor que siga disfrutando de las noches en vela. Encendemos dos cigarros. En la pared dos cuadros que no saben qué decir ni qué decirse, pero acabados.
Dos visitas en un mes y las que quedan. Sólo tuviste una mala primavera, pero ¡ay! del verano…si él supiera…